FONOCARDIOGRAFÍA



FONOCARDIOGRAFÍA
La Fonocardiografía es el registro de los sonidos cardiacos desarrollada para mejorar los resultados obtenidos con el estetoscopio acústico tradicional. Mediante el fonocardiograma, las ondas sonoras procedentes del latido cardíaco pueden ser captadas, registradas, medidas y representadas gráficamente usando la instrumentación adecuada.
El método tradicional de la auscultación de los sonidos cardíacos es aún la primera herramienta básica de análisis que se aplica para la evaluación del estado funcional del corazón, y el primer indicador para remitir el paciente a un especialista. En la auscultación del corazón, el médico intenta identificar y analizar separadamente los diferentes ruidos que componen el sonido cardíaco, realizando después una síntesis de las características extraídas.
La importancia de la auscultación cardíaca se ha mantenido desde la década de los 50 hasta principios de los 80. Durante este lapso, se dilucidaron los mecanismos íntimos de los ruidos y soplos cardíacos, así como las correlaciones precisas entre sonido, presión, movimiento y flujo, todo ello apoyado por estudios basados en ecocardiografía modo M y cateterismos cardíacos.
La aplicación de las técnicas de registro, visualización y procesamiento del FCG es la clasificación de los hallazgos auscultatorios en categorías diagnósticas.

 LA SEÑAL FONOCARDIOGRÀFICA
Durante el ciclo cardíaco el corazón vibra en su totalidad, provocando una onda acústica que se propaga a través de la pared torácica.
La componente principal de la onda acústica es el ritmo cardíaco, pero además cada estructura del corazón mismo tiene una constitución particular con sus propias características biomecánicas: frecuencias naturales, elasticidad, amortiguamiento e impedancias mecánica y acústica. Esto hace que, tanto la vibración del corazón, como la onda acústica que produce, abarquen un amplio espectro de frecuencias, que puede ir desde 1 Hz o menos hasta superar los 1500 Hz. La amplitud de la señal acústica está en torno a los 80 dB.

El instrumento utilizado clásicamente para captar los sonidos cardíacos es el estetoscopio o fonendoscopio, que tiene por objeto transmitir los sonidos cardíacos con la menor distorsión y pérdida de amplitud posible. Consta de una “campana” y de un “diafragma”, que pueden ser intercambiados de forma reversible.

El diafragma y la campana tienen diferentes propiedades acústicas, lo que permite compensar la relativa insensibilidad del oído humano a bajas frecuencias. (Ver Figura 4) Así, el estetoscopio de campana sigue la curva fonocardiográfica de media frecuencia y, por tanto, es superior para auscultar los soplos débiles de media y baja intensidad de la estenosis mitral. Por el contrario, el estetoscopio de membrana elimina las bajas frecuencias y recoge selectivamente las altas frecuencias, aproximándose a la curva logarítmica del audiograma humano.

Por ello, la membrana es mucho más útil que la campana en la auscultación de la base, particularmente en los soplos diastólicos de regurgitación de alta frecuencia y en el desdoblamiento de los tonos cardiacos.

Fig 1. Partes de un Estetoscopio
La auscultación del corazón normal descubre en general sólo dos ruidos: el R1 (“dumb”), que es es una vibración amplia y aparece 0.02 sg. después de comenzar el complejo QRS en el ECG de superficie, y el R2 (“tub”), que es más breve y agudo, y coincide con el final de la onda T.
La separación sistólica de ambos ruidos es normalmente de unos dos tercios de su separación diastólica. Los ruidos cardiacos y soplos se deben a vibraciones producidas por aceleración o desaceleración de la sangre según diversas teorías.

La génesis de cada sonido es la siguiente: R1 se debe al movimiento de la sangre durante la sístole ventricular, al cierre de las valvulas mitral y tricúspide y a la apertura posterior de las válvulas pulmonar y aórtica; R2 se debe a la deceleración y flujo reverso de sangre en aorta y arteria pulmonar, por cierre de arteria aorta y pulmonar y apertura de tricúspide y mitral.